El apoyo de las familias ante el stress escolar

mom homework30/10/2015. Si aprendemos a manejar el stress como padres, lo sabremos transmitir a nuestros hijos:

La idea es que, como familia, se puedan analizar cuáles fueron las fortalezas y cuáles fueron las debilidades, de manera que se puedan plantear nuevas metas para el curso escolar, teniendo en cuenta qué conductas permanecerán ya que dan buenos resultados y cuáles habrá que cambiar para que no se repitan los errores.

El inicio del curso puede ser un momento de stress y agotamiento físico y mental.
Ante ello, tanto padres como alumnos se preparan para afrontar el curso de la mejor manera posible.

Los padres comienzan a aumentar las consultas a los sicólogos y visitas a las direcciones de los establecimientos educacionales. 

"Uno de los errores que cometen los padres, en lo que a educación formal se refiere, y que de una u otra forma llevan a que tanto ellos como sus hijos se vean enfrentados a esta situación de stress, es la falta de continuidad en su labor de supervisar, motivar e incentivar a sus hijos. Muchas veces esta falta de continuidad puede darse durante periodos más acotados, como por ejemplo: condicionar la ayuda a los hijos con las tareas diarias según su estado de ánimo", reflexiona Paulina Schwarze, subdirectora de la editorial Caligrafix y licenciada en Educación Básica.

De igual forma, a medida que pasan los años, los padres al ver que sus hijos son más grandes, se implican cada vez menos en los estudios de sus hijos, lo que muchas veces provoca que se den cuenta demasiado tarde de los problemas que puede haber con alguna asignatura. "Es por eso, que resulta de vital importancia mantener el interés y el estímulo positivo, desde lo afectivo hasta lo educacional", comenta la especialista.


Para evitar este tipo de situaciones, lo ideal es "mostrar interés en las actividades y situaciones que desarrollen sus hijos en sus colegios. Preguntarles cómo les ha ido, cuál asignatura le gusta más y cuál menos son preguntas que siempre deben estar presentes a la hora de analizar la situación escolar de nuestros hijos".

Paulina Schwarze asegura además que es muy importante fomentar en los niños sus fortalezas y si les va bien en algún subsector en particular, potenciarlos a continuar de la misma manera, regalándoles libros que les puedan resultar interesantes, inscribiéndolos en talleres relacionados o visitando lugares significativos tales como museos, galerías o exposiciones.

Hacer sentir importantes a los niños por sus logros y demostrar como padres lo orgullosos que están de ellos, es otra de las recomendaciones. También, mantener los hábitos de estudio que ayudaron a lograr ese buen rendimiento y su adecuada organización con los periodos de descanso y distracción. "Más que centrarnos en subir las notas, nos interesa el aprendizaje de los niños y que las calificaciones sean un reflejo de ello. De todos modos lo primero que deben considerar los padres es la aplicación de hábitos de estudio de manera constante y sistemática, tales como:

● Establecer horarios de sueño, alimentación, ocio y estudios y respetarlos cotidianamente.
● Interesarse en las actividades que realizan en el colegio, preguntándole por ellas.
● Estimular con cariño y paciencia el trabajo escolar.
● Disponer de un lugar y un horario preestablecido para dedicarse a las tareas escolares y acompañarlos en esos momentos con alegría y entusiasmo. Dejar el cansancio de lado para potenciar positivamente esta instancia.
● Respetar los momentos de juego y ocio, los cuales son tan importantes como el hábito de estudio.
● Compartir experiencias propias y escuchar atentamente los testimonios de los hijos.
● Evitar hacer comentarios negativos frente a las exigencias escolares o al criterio de los profesores.

Sin lugar a dudas una de lo más importante es transmitir nuestra propia experiencia de "manejo" de estrés con los hijos. Es una oportunidad para que visualicemos que las problemáticas de la escuela son parte de la vida cotidiana de todos y que la clave de una situación de tensión es cómo manejarla. Que no hay receta, salvo ser conscientes de la situación y, a partir de allí, tomar las medidas necesarias desde ya.